Las Tablas de Daimiel son un humedal prácticamente único en
Europa y último representante del ecosistema denominado tablas fluviales,
antaño característico de la llanura central de nuestra Península. Es un
ecosistema complejo que mezcla las características de una llanura de inundación,
producida por los desbordamientos de los ríos Guadiana y Gigüela en su
confluencia, con la de un área de descarga de aguas subterráneas procedentes de
un acuífero de gran tamaño.
Estos desbordamientos, favorecidos por la escasez de
pendiente en el terreno, llevan emparejados el desarrollo de una potente y
característica cubierta vegetal que constituye un excepcional hábitat para toda
la fauna ligada al medio acuático.
Con la declaración del Parque Nacional se dio un gran paso
en la conservación de uno de los ecosistemas más valiosos de la Mancha,
asegurando así, la supervivencia de la avifauna que utiliza estas zonas como
área de invernada, mancada y nidificación, creando una Zona Integral de aves
acuáticas.
La vegetación en Las Tablas se presenta como un mosaico de
asociaciones que se alternan en función de la salinidad, estacionalidad de las
aguas, materia orgánica, etc. Son características las praderas sumergidas de
algas conocidas como ovas fuente alimenticia de numerosas aves acuáticas. En cuanto
a la vegetación palustre son varias las formaciones que caracterizan el
paisaje: la Masiega una de las formaciones más características del Parque; el
carrizo distribuido por la periferia del Parque y la enea en las zonas más
profundas. El taray representa la vegetación arbórea, formando bosquetes que
rodean las islas.
Las aves acuáticas que habitan la zona, muchas en grandes
bandos, nos ayudan a entender el paraje como hábitat excepcional para la
avifauna. Algunas de estas especies, como el pato cuchara, la cerceta común o
la garza real, entre otras, utilizan esta zona para invernar, huyendo de los
rigores del centro y norte de Europa; otras, por el contrario, lo utilizan como
lugar de nidificación y cría, como es el caso del pato colorado, el porrón europeo,
la mayoría de ardeidas ibéricas (garza imperial, garceta común, garcilla
bueyera y cangrejera, martinete, avetoro y avetorillo), el somormujo lavanco,
el zampullín y el fumarel. Algunas lo usan como estación de descanso y
alimentación en sus largos viajes migratorios, como los combatientes, el
fumarel común y otras aves limícolas. Existen también especies sedentarias como
el ánade azulón o el aguilucho lagunero, que pueden verse durante todo el año,
siempre que las condiciones ambientales sean las adecuadas. Los anfibios que
mejor caracterizan el espacio protegido son la rana común, la ranita de San
Antonio, el gallipato y el sapillo moteado. Además de las 250 especies de aves
que pueblan el humedal, destacan especies autóctonas de peces como el cacho, el
calandino y la colmilleja. Entre los reptiles destacan los galápagos europeo y
leproso, las culebras de agua y, en las zonas terrestres, la culebra bastarda,
que cuenta con ejemplares que sobrepasan los dos metros de longitud. Los
mamíferos más representativos son la nutria, como especie mejor adaptada al
medio acuático, el zorro, el jabalí, el conejo y el tejón.
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